Aprende sin ilusiones

No dejé de compartir. Dejé de fingir.

Tiziano Gasparet

Hace cinco meses, eliminé todas mis cuentas sociales. No para aislarme. Para volver a oír mi propia voz.

Antes, cada pensamiento terminaba con una pregunta: “¿Esto gustará?” No “¿Es cierto?”, ni “¿Merece ser dicho?” — sino “¿Esto gustará?”

Aprender una lengua no es acumular palabras. Es aprender a decir lo que sientes — incluso cuando nadie escucha.

Sin la necesidad de validación, volví a escribir como hablo:

  • con pausas,
  • con dudas,
  • con frases que no terminan,
  • con palabras que se corrigen solas.

Hoy, cuando escribo “buonasera” a las 15:00, no lo justifico. Sé que es verdad — porque lo siento. Y esto — más que cualquier regla — es lo que hace que el italiano sea mío.

No necesitas un seguidor para ser comprendido. Solo necesitas el coraje de hablar como vives.